Una Mañana en la FIL Guadalajara: Libros, Magia y Reflexiones

Guadalajara te envuelve desde el primer momento.

La humedad en el aire, el calor matutino de un jueves, y esa sensación de que la ciudad late al ritmo de sus avenidas.

Mientras recorría la ciudad, rumbo a la FIL, me preguntaba: ¿Quién llegará primero, La Bruja Lu en su escoba o yo, con pasos medidos y pensamientos volando en todas direcciones?

Al llegar, el bullicio no decepcionó. La FIL, como siempre, un caleidoscopio de historias. Me sorprendió gratamente ver a los ilustradores ocupando espacios destacados; sin embargo, un dejo de tristeza me invadió al encontrar escritores ofreciendo sus libros en los pasillos, luchando por hacerse visibles en un mar de talentos.

Un paseo por los escenarios de Netflix me dejó intrigada: el anuncio de Cien años de soledad y la presentación de Pedro Páramo eran espectáculos por sí mismos. “Quizá estos montajes logren lo impensado”, reflexioné, “que más personas se animen a leer, aunque sea por el embrujo de la televisión, y que así descubran el poder transformador de los libros”.

Finalmente, La Bruja Lu ganó la carrera. Aterrizó en el Salón F del área internacional y, sin perder tiempo, invitó al público a construir su propia narrativa. Con su mensaje claro y su carisma mágico, recordó a todos que lo más importante es ser fieles a sí mismos.

Y yo, autora y caminante, cerré la jornada con una hamburguesa vegana, dos libros sociológicos sobre el poco reconocimiento de las brujas en la historia, y la certeza de que la FIL sigue siendo un espacio donde la magia de las palabras encuentra nuevas formas de brillar.

 

Con gratitud y entusiasmo:

Lucía Valeria Rosas García
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